martes, 29 de julio de 2014

Las ventajas de compartir coche

Compartir coche mejorará nuestras vidas


Muchos hablamos del cambio climático, de sostenibilidad energética, del medio ambiente, de reducir la contaminación… pero pocos nos preguntamos ¿Hay algo que yo pueda hacer cada día para mejorar el mundo en que vivo?


¡Sí que lo hay!

Quisiera señalar un comportamiento muy extendido en el mundo civilizado, que en principio parece una expresión de libertad, pero que en realidad empeora nuestra calidad de vida. Es el uso tan poco eficiente que hacemos del medio de transporte más habitual: nuestros vehículos.

Millones de coches circulan cada día transportando una sola persona; y desperdiciando una aberrante proporción de 4 plazas libres por cada conductor. Este rendimiento tan bajo, solo ocasiona despilfarro y, con la tecnología que tenemos en el siglo XXI, es inaceptable que en nuestra “avanzada” sociedad sigamos haciéndolo tan mal.

A partir de ahora, debemos aprovechar estas plazas libres. Igual que recurrimos a Google para buscar algo en Internet, crearemos un sistema que, mediante los smartphones que todos llevamos, nos ayude a encontrar a personas de nuestro entorno que van en nuestra misma dirección, para llevarlas en nuestros coches.

Esto creará un círculo virtuoso de tales proporciones, que rescatará a la humanidad de muchos de sus problemas.

Las personas podemos ser altruistas, pero en realidad compartiremos los coches por egoísmo; porque a la mayoría nos interesa, y mucho:
  • Al conductor, porque, mientras va de camino a su destino, compartirá los gastos del viaje con los pasajeros que lleve. De este modo, recuperará casi todo el dinero que hasta ahora estaba pagando él solo (la compra del coche, impuestos, el combustible, seguro, mantenimiento...)
  • A los pasajeros, porque, usando el coche de otro, viajarán con la comodidad y la rapidez de un taxi, pero a precio de autobús. Unos ahorrarán tiempo y transbordos en transporte público. Otros se librarán de conducir y de buscar aparcamiento. Y todos ellos ahorrarán dinero.

Pero hay mucho más. Obtendremos ventajas adicionales para todos; y más importantes, si cabe:

Gracias a su mejor aprovechamiento, el número de coches en circulación se reducirá drásticamente. Esto hará que la energía consumida por el transporte (que es el 60% del total) baje a menos de la mitad, y una menor demanda abaratará su precio. Se acabarán los embotellamientos de tráfico en las horas punta y también los problemas para encontrar aparcamiento. La excesiva contaminación del aire que padecemos en las grandes ciudades, será historia. Todo ello nos llevará a sufrir menos estrés y nos proporcionará una mejor salud y calidad de vida.

En realidad, vemos que son los actos cotidianos los que a la larga determinan nuestras condiciones de vida. Dicen que cada pueblo tiene el gobierno que se merece. Efectivamente, aunque no nos guste, nos merecemos lo que tenemos, si no hacemos algo para cambiarlo.

Hoy en día, disponemos de todos los adelantos tecnológicos necesarios para salvar nuestro planeta. Solo falta una cosa: un cambio de mentalidad y de las costumbres de los seres humanos. Paradójicamente, este cambio es lo más difícil de conseguir. Pero, no solo es posible, sino que será mejor que lo afrontemos cuanto antes.

Ya sé que ahora parece difícil que gente acostumbrada a viajar por sus propios medios admita compartir coche con extraños. Pero, cuando comprendamos que formamos parte de una comunidad, que todos somos ciudadanos con las mismas necesidades de transporte y que podemos ayudarnos mutuamente, percibiremos el sistema de uso compartido de vehículos como una plataforma que nos dará nuevas opciones, que nos permitirá organizarnos como queramos:
  • Cuando voy al centro prefiero ir de pasajero,
  • Mañana llevo el coche pero ahorro ¾ partes de lo que gastaba antes,
  • Hoy tengo prisa y voy solo, o
  • Hay un autobús que me deja en la puerta.

 Siempre ocurre igual con las innovaciones: Aunque ahora nos parezca raro, una vez que el sistema funcione, todo el mundo lo verá como algo normal y ya no podrá vivir sin él. Nuestros hijos nos preguntarán: “¿como no lo hicisteis antes? Si el GPS, los móviles e Internet ya existían en el siglo pasado. Y en el fondo, tendremos que darles la razón.

Para terminar, solo diré que el objetivo es ambicioso. Por eso debemos empezar ya a colaborar para crear este sistema.

¿Sabéis cual es mi sueño? Seguro que muchos recordaréis un libro que leísteis de pequeños: “La vuelta al mundo en 80 días”.


 Hoy, que se puede dar la vuelta al mundo en 24 horas, no le damos mérito; pero cuando lo escribió Julio Verne, era una auténtica novela de ciencia ficción. En 1872, un hombre tenía que ser muy valiente para intentar dar la vuelta al mundo a base de encadenar los medios de transporte de la época.

Este reto que planteo, no es hacer funcionar el sistema en unas pocas ciudades, sino en todo el planeta; de modo que nos permita dar la vuelta al mundo en unas vacaciones. Pero no a base de comprar billetes de transporte, sino compartiendo los vehículos de personas de todos los continentes.


¿No es un sueño que merece la pena difundir?