miércoles, 28 de octubre de 2015

Compartir los viajes en coche nos puede sacar de la crisis.



Compartir viaje en los coches particulares aumenta la eficiencia del transporte, creando un círculo virtuoso que contrarrestará la disminución de actividad económica productiva de la crisis actual, además de mitigar los problemas medioambientales y de transporte de las ciudades.
Solo la tecnología y un cambio hacia un 
comportamiento más colaborativo nos sacará del círculo vicioso provocado por una visión simplista de la economía empresarial.


Las causas de la crisis.
La teoría económica en boga dice que una empresa tiene empleados, tiene clientes y tiene accionistas; y ve a cada uno de ellos como un actor con intereses diferentes (los llamados partes implicadas, grupos de interés o “stakeholders”).

Una visión simplista.
Si consideramos una sola empresa, puede ser cierto que los empleados que trabajan en ella no compren los productos que fabrica. También puede ocurrir que haya alguna empresa que produzca bienes en un país y los venda en otro. En estos casos, podría percibirse que los empleados y los consumidores son personas distintas, conjuntos disjuntos implicados en actividades distintas de la empresa.
Según esta visión, un empresario avispado que lograra bajar sus costes de producción a base de reducir plantilla o bajando los sueldos de sus empleados, conseguiría unos mayores beneficios; ya que esto teóricamente no tendría por qué afectar a las ventas de su empresa.
De hecho, esto debió sucederle al primero que lo hizo, de modo que los resultados parecieron reafirmar la teoría, y se le puso como ejemplo en las escuelas de negocios.

Esa visión restringida y cortoplacista no se corresponde con la realidad.
Pero es erróneo pensar que los stakeholders sean grupos de personas independientes. La mayoría tenemos que trabajar para ganarnos la vida, obteniendo un dinero que luego gastamos en comprar los bienes y servicios que necesitamos. Así pues, tenemos el doble papel de ser a la vez empleados y consumidores.
Cuando tenemos una visión amplia, considerando la economía en su conjunto, nos damos cuenta que los trabajadores de una empresa, son a la vez los consumidores de los productos de otra, y quienes forman estos dos grupos de interés, en realidad son las mismas personas.
A largo plazo, cuando muchas empresas hacen lo mismo que nuestro modélico empresario avispado (despedir empleados y rebajar sueldos) resulta que, en el conjunto de la sociedad, cada vez hay menos gente con ahorros o dinero disponible para gastar, porque muchos están en el paro o han bajado sus ingresos. Al cabo de poco tiempo el poder adquisitivo de la masa de trabajadores/consumidores se ha reducido, y ya no pueden seguir consumiendo como antes.
Así pues, esas mismas empresas, que parecían mejorar sus beneficios, resulta que ahora tienen menos ingresos, porque pierden una parte de los clientes que antes compraban sus bienes o servicios.

El círculo vicioso.
Entonces, cuando muchos empresarios notan que bajan sus ventas, necesitan reducir más los costes (ahora ya no es para aumentar beneficios, sino para que no quiebre la empresa), y de nuevo recurren a externalizar actividad o reducir plantillas y sueldos.
Evidentemente, esto es la pescadilla que se muerde la cola y entramos en un círculo vicioso de reducción de actividad económica, de empobrecimiento general del país, de bajada de recaudación vía impuestos, de recorte de servicios públicos, de “austericidio” y de empeoramiento de la calidad de vida de la gente.
Decimos que estamos en crisis.
Tomar como modelo a aquel empresario avispado y avariento que comenzó aumentando sus beneficios, resulta que nos ha llevado a la crisis. Solamente ahora aprendemos (de la forma más dolorosa) que, para que la economía de todos vaya bien, se necesita un buen número de personas empleadas con un sueldo decente, de modo que la sociedad en su conjunto mantenga cierto nivel de poder adquisitivo.
La actividad de estas personas, es la que compone la verdadera economía productiva, la que mediante una adecuada distribución de la riqueza, pone en el bolsillo de la mayoría de la gente dinero circulante para gastar. Tampoco nos olvidemos de que los asalariados que viven de una nómina, son los mayores contribuyentes de impuestos a las arcas del estado.
Sin embargo, una economía especulativa provoca la concentración de riqueza en unas pocas manos poderosas, lo que perjudica el crecimiento económico. A diferencia de quienes intercambian los bienes y servicios que necesitan para vivir en la economía productiva, cuando unos pocos acumulan mucho más dinero del que necesitan (y del que pueden gastar durante toda su vida), caen en la avaricia y promueven la ingeniería financiera que lleva al ocultamiento para no pagar impuestos y a la retirada de la circulación de grandes fondos excedentes, que acaban aparcados en paraísos fiscales.


¿Cómo salimos del círculo vicioso que provoca la crisis?
Una vez metidos en la espiral descendente de la crisis, es complicado salir de ella.
Desgraciadamente, los gobiernos (además de estar manejados por los poderes fácticos) están endeudados y empobrecidos, y no parecen estar precisamente en las mejores condiciones para tirar del carro de la economía.
Tenemos que estimular que la tecnología y la innovación nos ayuden a encontrar campos donde sea posible una mejora de la eficiencia, para sustituir este círculo vicioso por otro virtuoso.

Propuesta:

Un uso más eficiente de nuestros coches.

Ir al trabajo cada uno en su propio coche no es lo más adecuado en tiempos de crisis.
Ciertamente resulta más cómodo que el transporte público, pero supone un despilfarro de recursos (4 de las 5 plazas del coche van vacías durante el recorrido), y también es un derroche de energía y de dinero (hay que pasar por la gasolinera con mucha más frecuencia de la necesaria).
Además de los efectos económicos, este comportamiento generalizado nos crea problemas de tráfico en la hora punta, problemas de contaminación del aire que respiramos por las excesivas emisiones de gases de escape de los motores de los coches, etc.
Una masificación de la aparente comodidad de ir cada uno en su propio coche, se torna en estrés y en un empeoramiento de nuestra calidad de vida.
Cuando muchos seamos conscientes de esto, pronto utilizaremos una nueva aplicación de smartphone que ponga en contacto sobre la marcha a un conductor que tenga plazas libres en su coche, con otras personas a las que pueda llevar como pasajeros, porque estén cerca y quieran ir todos en la misma dirección.
La tecnología permitirá que los conductores ya no tengan que ir solos cada uno en su propio coche, sino que, los pocos que lo muevan el coche cada día, podrán recuperar buena parte de sus gastos de viaje, al compartirlos con esos vecinos, a los que transportarán mientras van de camino a su propio destino.
Los que vayan como pasajeros contribuirán a los gastos, a cambio de viajar con la rapidez y comodidad de un taxi, pero a precio de autobús.

El círculo virtuoso
Actualmente, una persona que tenga que desplazarse en su coche a una distancia de 20 Km, está perdiendo más de 200 Euros al mes. Pero cuando comparta sus viajes con otras personas, podrá ahorrar hasta un 75% de este dinero, que pasará a tener disponible para gastar en otras cosas (como comprarse un coche nuevo).
Compartir gastos de viaje equivaldrá a que nos suban el sueldo, o nos bajen a todos los impuestos.
Cuando una parte de los millones de personas que se desplazan cada día por nuestras ciudades compartan sus desplazamientos, aumentará el poder adquisitivo de la gente y tendremos en marcha el aumento del consumo y de la actividad económica productiva, que tanto necesitamos para crear un círculo virtuoso que nos saque de la crisis.
Además, cuando este país deje de importar tanto petróleo, resultará que exportamos más de lo que importamos; dejaremos de tener una economía nacional deficitaria y podremos empezar a reducir deuda (esperemos que esto ocurra antes de que el pago de los intereses nos ponga en una situación como la de Grecia).
Al final, resultan ser ciertas las teorías liberales que afirman que la economía se autorregula sola, sin intervención del estado; aunque sea a base de sufrir exagerados movimientos pendulares de cambios de ciclo económico. La crisis provocada por el círculo vicioso del período anterior, nos obliga a aguzar el ingenio y usar la tecnología para ser más eficientes, y esto genera un círculo virtuoso que lo contrarresta y que trae un nuevo ciclo de prosperidad.

Más ventajas que mejorarán nuestra calidad de vida
Usar la tecnología para ser más eficientes (al llevar más gente en menos coches) trae ventajas añadidas a las económicas, porque nos ayudará a todos a sufrir menos contaminación del aire de las ciudades, menos congestiones de tráfico en la hora punta, a tener menos problemas de aparcamiento y también a ser más ecológicos en la preservación del medio natural, al mitigar el cambio climático por emitir menos gases de efecto invernadero y aumentar la duración de las reservas de energías no renovables de combustibles fósiles.

Aprendiendo de las lecciones que nos enseña la crisis: la innovación aplicada al bien social puede mejorar la economía y nuestra calidad de vida. Pero no basta con que la tecnología haga posible una economía más colaborativa. Disfrutar los beneficios de dejar de despilfarrar recursos por ir cada uno en su propio coche, depende de nosotros: Tenemos que concienciarnos y cambiar nuestro comportamiento.

jueves, 22 de octubre de 2015

Qué necesitas y que no, para compartir un viaje en coche



La mejor forma de ahorrar en transporte es ocupar las plazas libres de los coches con pasajeros que vayan en la misma dirección. Para que esto funcione, se requiere una aplicación móvil y una nueva plataforma para compartir viajes, además de flexibilidad y participación del suficiente número de viajeros.

 

 Una masa crítica.

No basta con que haya unos pocos interesados en compartir los viajes en coche: Si sólo se apuntan tres personas, uno en Alcobendas, otro en Alcorcón y el otro en Alpedrete, difícilmente podrían compartir algún viaje.
Es fundamental una participación multitudinaria.
Tendrá que haber muchas personas que estén dispuestas a ahorrar viajando en un coche particular compartido y una plataforma que los coordine.
Cuantos más viajeros haya, más fácil será que la plataforma encuentre un grupo de personas cuyos recorridos coincidan, y pueda organizarlas para que viajen juntas en un solo coche.
Por eso, los lugares más propicios son las grandes ciudades, donde abundan los coches en circulación y cada día se mueven millones de personas.

Aprendemos de la experiencia de proyectos anteriores.

Algunos intentos de usar más racionalmente los coches han fracasado por establecer demasiados condicionantes, que impedían el acceso al suficiente número de personas, o que restringían las probabilidades de encontrar coincidencias de trayectos entre ellas.
¿Cuáles son estos condicionantes superfluos?
En realidad, para compartir un viaje con alguien…
  • ¿tenéis que ser familiares o amigos en Facebook?
  • ¿tenéis necesariamente que trabajar en la misma empresa?
  • ¿tenéis que vivir uno al lado del otro y ser estudiantes de la misma universidad?
  • ¿tenéis que salir los dos del mismo sito y llegar exactamente al mismo lugar?
  • ¿tenéis que ir juntos todos los días?
  • ¿el mismo que te lleva al trabajo, también tiene que ser el que te lleve de vuelta a casa?
  • ¿tenéis que conoceros previamente, y negociar para acordar dónde y cuándo quedáis, y cuánto dinero va a cobrar el conductor a cada pasajero?
La respuesta a todas estas preguntas es: No.

Mucho más simple.

Para que te pueda llevar un conductor en las plazas libres de su coche, solo se necesitan dos cosas:
  1. Que el coche esté pasando cerca de donde tú estás, y que después vaya a pasar lo bastante cerca de donde quieres ir.
  2. Que ambos utilicéis la misma plataforma de organización de viajes.
Eso es todo.

martes, 20 de octubre de 2015

¿Confias en otras personas para compartir coche?

¿Ahorrarías compartiendo coche con otras personas? ¿En qué condiciones?


¿Qué diferencia hay entre Blablacar y Uber, o entre Car Sharing y Ride Sharing? En la nueva economía colaborativa, los ciudadanos ahorraremos utilizando eficientemente los activos infrautilizados. Por ejemplo, llevando más ocupadas las plazas de los coches para compartir los gastos de un viaje. Pero, viajar así ¿es más o menos seguro, cómodo y económico que el transporte público, el taxi o que ir cada uno en su propio coche? Aclaremos algunos conceptos:

¡Es mi coche, y es solo para mí! frente a compartir el coche o el viaje: “Car Sharing versus Ride Sharing”
Lo habitual es que cada uno vaya en su propio coche, pero ya existen sistemas para compartir coches, que los alquilan por horas (en vez de por días completos); y algunos de estos coches no son de una empresa o de una cooperativa, sino de un particular que no lo necesita durante cierto tiempo.
¿Te fiarías de dejar tu coche a un extraño, darle las llaves para que se lo lleve y a saber cómo te lo devuelve?
Sin embargo, mientras vas conduciendo de camino al trabajo (o de vuelta a casa) ¿te importaría llevar en los asientos vacíos a otras personas? De este modo no pierdes el control del coche, porque eres tú quien lo conduce. No se trataría de compartir el coche, sino el viaje.

¿Contratarse como una especie de taxista o aprovechar bien los viajes en coche para reducir gastos?
¿Estarías dispuesto a ganar dinero trabajando para otros: yendo a recogerlos para llevarlos en tu coche a donde quieran ir? Esto es lo que hacen los conductores de Uber Pop
¿O simplemente quieres dejar de tirar el dinero cada vez que pagas tú solo todos los gastos del coche, mientras llevas varios asientos desaprovechados? Esta es la filosofía de Blablacar.
Se trata de utilizar el coche con sentido común: Ya que alguien tiene que coger el coche, al menos interesa que varias personas puedan aprovechar para ir juntos en él y beneficiarse mutuamente de un ahorro de gastos.
Cuando ocupemos las plazas libres, haremos un uso más eficiente de los coches que circulan por la ciudad. Llevaremos el mismo número de personas moviendo menos coches, consumiremos menos recursos y energía, y esos menores gastos podremos dividirlos entre varios.

Aprovechar la abundancia de coches infrautilizados.
La idea es aprovechar las plazas libres que llevan actualmente los coches, puesto que en la mayoría viaja solo el conductor.
El millón de desplazamientos en coche que hay cada día en una ciudad como Madrid, supone la enorme cantidad de más de tres millones de plazas libres (que actualmente se desperdician).
Además, la mayoría de estas plazas están disponibles en la hora punta; justo cuando más se necesitan y cuando más colapsados están los medios de transporte público y el tráfico urbano.

Mejorando Blablacar con un sistema diseñado para nuestros viajes cotidianos en la ciudad, flexible y sin reserva previa.
Para no estar sujetos a compromisos ni horarios estrictos (como quedar a la misma hora para salir todos juntos desde el mismo sitio), y para evitar que algún coche tenga que estar parado en la calle (quizá obstaculizando el tráfico, mientras espera a un pasajero que se retrasa), llenaremos los coches sobre la marcha, y conseguiremos que sus ocupantes ahorren en todo momento lo más posible.
Hemos diseñado un sistema de control que se comunica en tiempo real con una aplicación de nuestros móviles, y notifica a los interesados que existe una coincidencia de trayectos entre un coche que pasa con plazas libres por cierto sitio y el pasajero que está allí, listo para viajar en la misma dirección.
Por eso, aunque hagas todos los días el mismo recorrido, y casi a la misma hora, gracias a la flexibilidad del sistema, cada día el viaje podrá ser distinto. Un pasajero, puede que no todos los días vaya en el mismo coche (si un día se retrasa, le recoge el siguiente coche que va en su dirección), y cierto día un conductor podrá llevar algún pasajero más o menos de los habituales.

Sin ánimo de lucro y justo.
El conductor que decide compartir su coche para cierto viaje, puede tener dificultades para fijar de antemano un precio por plaza, sin saber a cuánta gente llevará finalmente. Cuando pueden ser varios los que comparten el viaje, será difícil estimar a priori un importe justo, para que el conductor recupere una buena parte de los gastos, sin ganar ni perder dinero con ello.
Por otro lado, conozco a alguien que recoge por las mañanas a una compañera de trabajo (y vecina) sin cobrarle nada; solo porque prefiere ir acompañada en el coche.
Lo hace casi todos los días (cada vez que se la encuentra esperando en la parada del autobús), pero sin que ninguna de las dos se comprometa a esperar a la otra. El día que la pasajera tiene la suerte de que su vecina la recoge, gana en comodidad y se ahorra bastante tiempo de viaje. En caso contrario, utiliza el autobús con su abono transporte y llega más cansada y más tarde a trabajar.
Hay personas (como esta conductora) que podrían tener algún reparo en recibir pagos directos de aquellas personas a las que lleven.
Entonces, para ser justos ¿cómo compensarán los pasajeros al conductor?

Automático, equitativo, cómodo y eficiente.
Mientras el coche va recogiendo y entregando pasajeros a lo largo de su ruta, el sistema de control llevará automáticamente la cuenta de la longitud de cada uno de los tramos del recorrido y de cuántas personas lo comparten; y calculará la compensación que corresponde pagar a cada pasajero, de modo que el conductor recupere la parte proporcional de todos los pagos que ha tenido que adelantar para que el viaje pudiera realizarse (repostar combustible, comprar y mantener el coche, pagar seguros e impuestos, etc.).
Además de repartir equitativamente los gastos entre ellos, el sistema también se encargará de cobrar el importe adecuado de la cuenta de cada pasajero para reembolsarlo en la cuenta del conductor. Los usuarios no tienen que ocuparse de ello.
Tú nunca das información sensible a terceros; sólo tienes que indicar tu medio de pago o de cobro preferido una vez, cuando te das de alta en el sistema.
El sistema también podrá informar a los usuarios de los beneficios que han obtenido al viajar juntos: decir a cada uno el dinero que ha ahorrado, la contaminación que han dejado de emitir, etc.

Seguridad: Compañeros frente a desconocidos.
El trabajo de taxista es muy sacrificado y no está exento de riesgos. Va solo en el taxi y recoge en la calle a verdaderos extraños, personas que no conoce de nada y que ni siquiera puede identificar. En ocasiones un cliente se va sin pagar la carrera o incluso da con algún desalmado que le roba sus ingresos del día.
Sin embargo, compartir los viajes en coche particular será mucho más seguro, por varios motivos:
·        En primer lugar, porque no se trata de desconocidos, sino que tanto los conductores como los pasajeros tendrán que estar previamente identificados y registrados como usuarios en el sistema de control.
·        En segundo lugar, ningún usuario está solo, porque el sistema supervisa en todo momento cada recorrido compartido, desde el momento en que cada uno comienza su viaje hasta que lo finaliza.
El sistema no solo sabrá en que coche viaja cada persona, y entre qué dos puntos lo hace, sino también dónde se encuentra en cada momento y quién más va en el coche con él. Una persona con malas intenciones nunca se atrevería a utilizar el sistema.
Además, en caso de que ocurriera un accidente durante el viaje, el sistema está listo para avisar a los servicios de emergencia.
·        Por supuesto, la información sobre la identidad de los usuarios y sus viajes se mantiene confidencial; pero sirve al sistema para elaborar un registro de la reputación de cada persona, en lo referente al uso compartido de coches.
Los usuarios podrán dejar comentarios en el sistema, valorando positiva o negativamente a los compañeros de viaje; de modo que se podría llegar a apartar del servicio a alguien que no mantuviera un comportamiento cívico y respetuoso con los demás, o con el propósito del servicio.
·        En realidad, todos los usuarios son ciudadanos con parecidas necesidades de transporte e intereses similares; son compañeros de viaje que colaboran entre sí para mejorar mutuamente su calidad de vida.